Por el Natalicio de José Antonio del Busto
Algunas veces lo que marcan a uno tienden a ser libros
En estos tiempos donde la historiografía es vendida a diferentes intereses ideológicos y anda en su peor etapa es siempre necesario recordar a los investigadores que iluminaron el camino. Entre ellos tenemos el caso del personaje cual deseo darle un breve homenaje. Don José Antonio del Busto.
Nacido un 21 de Agosto del año de 1932 en Barranco, Lima. Hizo estudios en el colegio de Maristas y sus estudios superiores en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Su mayor pasión volviéndose investigar el ciclo de la conquista y virreinato del Perú. El mismo llamaba a su mayor realización el buscar la verdad mediante sus cualidades investigativas, y su mayor satisfacción. Esa ruta de pensamiento le volvería Doctor en Historia(siendo antes ya egresado de Educación con enfoque en Historia y Geografía). Sus primeras actividades fueron desde el año 1953 donde se desempeñó como secretario del Monseñor Fidel Tubino y también como instructor del Pre Seminario.
En 1967 viajó a Oceanía siguiendo las presuntas huellas del Sapa Inka Túpac Yupanqui, a quien consideró ser el descubridor de dicho continente y al cual le dedicó un libro detallando su gobierno (como Él mismo diría, “Tupac Yupanqui crearía las fronteras del Perú moderno, mientras que Pizarro las conservaría”). Bajo esa perspectiva abrió el precedente para buscar conexiones entre los pueblos de la Oceania y la influencia comercial incaica, cual hasta ahora sigue siendo estudiada. Fue también nombrado Cronista Mayor de la Primera Expedición Científica Peruana a la Antártida, en 1988.
Durante este periodo sus labores investigativas dieron sus mayores pasos, publicando diferentes investigaciones cuales serían: El conde de Nieva, virrey del Perú (1963), Historia de los descubrimientos geográficos, siglos V al XV (1973), Historia general del Perú (los tomos de Perú antiguo, 1970; y Descubrimiento y conquista, 1978). José Gabriel Túpac Amaru antes de su rebelión (1981), Los trece de fama (1988), San Martín de Porras/Martín de Porras Velásquez (1993).
Fue nombrado Profesor Emérito del Departamento de Humanidades en 1995, también fue profesor en varias universidades e institutos armados como la Escuela Militar de Chorrillos (EMCH), la Escuela Naval y la Aviación del Ejército, entre otras casas de altos estudios.
Durante este segundo período tuvo una labor mayormente enfocada a estampas testimoniales de personas, lugares y viajes como serían: Historia y leyenda del viejo Barranco (1985), Los peruanos en la Antártida (1989). Por último, son también destacadas obras suyas: Historia de la minería en el Perú (1999), Túpac Yupanqui, descubridor de Oceanía (2000), Breve historia de los negros del Perú (2001), Conquista y Virreinato (tomo 3 de la Enciclopedia Temática del Perú, que publicó el año 2004, el diario El Comercio), y finalmente la mencionada biografía: Santa Rosa de Lima (2006).
Durante el año del 2003 cuestionó la decisión de la Municipalidad de Lima de retirar el monumento de Pizarro del costado de la Plaza Mayor. “Podrán sacarlo de ahí, pero de la historia jamás “, dijo y realmente pocos entendieron que lo que en realidad defendía que el origen del Perú en ese cruce entre conquistadores y conquistados. “No somos ni vencedores ni vencidos, somos descendientes de los vencedores y de los vencidos “, dijo en otra oportunidad.
Como también dijo “Les cuesta asimilar la idea de la Conquista porque no han resuelto su problema personal, siguen en crisis. Se trata de entender que no somos vencidos ni vencedores sino descendientes de los vencedores y de los vencidos. Hay que saber asumir la realidad. Somos peruanos antes que blancos o indígenas, somos mestizos. Y lo que queremos es la grandeza de todo el Perú, no el predominio de un sector de sus habitantes.”
Y como también él decía “Pizarro no era un santo ni pretendía serio, pero fue el implantador del cristianismo en el Perú. Lo trajo en su versión española, el catolicismo, y esta fe, predicada bien o mal a todo el territorio, fue la primera unidad que hemos tenido. La religión católica conllevó su dogma y su moral. Nos enseñó a diferenciar, a la cristiana manera, lo bueno y lo malo, lo justo Y lo injusto, lo derecho y lo falso.”.
En noviembre del 2006 fue condecorado con la Orden del Sol del Perú(el mayor honor que uno puede recibir en mi país) por sus servicios a la educación y las investigaciones de historiografía del país.
Personalmente una de mis intervenciones favoritas, en el programa del cuestionable pero finado Marco Aurelio Denegri
Finalmente, tras años de penosa batalla contra el cáncer, falleció un 25 de diciembre, siendo sus restos velados en la sede del Instituto Riva-Agüero, donde inició su labor académica y llegó a ser su director.
Del Busto no fue un historiador común. Desde muy temprano se inclinó por el siglo XVI y, excepto en los textos escolares, siempre se concentró en desmenuzar esa época, en la cual se sintió casi como contemporáneo de los incas y de los conquistadores, tal era su versación en dichos estudios. De estilo elegante, con una prosa que hace que el lector se traslade a ese tiempo y viva la emoción de la aventura, del mismo modo en sus clases mantenía a su auditorio en vilo hasta terminar el episodio que narraba, dominaba tanto el arte de las palabras que sus mismos alumnos atestiguaban que viajaban al pasado por cada historia que contaba de las gestas de incas o conquistadores.
Personalmente don José Antonio me cautivó a una temprana edad, teniendo mis abuelos en posesión uno de sus libros, años después de su fallecimiento, a pesar de no oír su voz, el modo magistral cual dominaba la lengua castellana me mantuvo en interés en explicar la historia de ese periodo del continente y siento que el quien indirectamente me abriría las perspectivas que tendría ahora, por no decir su sabiduría que incluso en pequeñas muestras daba.
Una lección importante es como el profesor Del Busto se sentía peruano a carta cabal. No con un chauvinismo de exportación, sino por su labor académica una ruta que lo lleva a demostrar objetivamente, en la medida de lo posible, la existencia del Perú. No hay vacilaciones en su pensamiento: el Perú es una realidad inobjetable que se demuestra por la determinación territorial, por la existencia de la sociedad peruana como tal unida por tradiciones y vocación de futuro. No ve ninguna dificultad para admitir tanto la diversidad como la identidad nacional. Al igual que al reivindicar las raíces católicas de nuestro país estudiando exhaustivamente a los santos en sus obras.
Por lo tanto, esperando que esté en comunión con los santos, extiendo esta misiva como un feliz cumpleaños a este insigne historiador de mi patria
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